
Siempre lo mismo, nuevo año nuevos propósitos, que para un rookie vet no son ni dejar de fumar, ni perder esas alforjas cargadas de turrón y polvorones que han rodeado tu cuerpo misteriosamente y sin motivo, ni ser mejor personas (con ser personas a secas podemos darnos por conformes), ni nada similar…
Estudiar, llevar los apuntes al día, estudiar, aprovechar el tiempo (o al menos creer que lo has hecho), estudiar, hacer todas las manos que puedas y, como no, estudiar.
Y ya! Catacrocker! Ya están aquí. Otra vez los exámenes… Tan horribles y crueles como siempre, con esas taquicardias (alguna bradicardia habrá) antes de que te empujen a esos cuartos oscuros malolientes a humedad, con esas gárgolas de fría piedra enviadas del mismo diablo, sosteniendo ese bolígrafo que quema como el fuego en unas manos temblorosas y asustadas sentado sobre un banco tapizado de miedo… Y no es un poema de Allan Poe… Y cada vez menos es así como lo vemos. Ya son 3 años, 7º convocatoria a exámenes, 3º Febrero… Quizás ahora nos preocupe más que todo lo que tiene que quedarse en la cabeza se quede ahí, acurrucado entre circunvolución y circunvolución, caminando como por cuerdas flojas sobre nuestros axones, corriendo como la luz entre neuronas, atento y preparado para despertar cuando lo necesitemos, para tener esa sensación de satisfacción tan descomunal en el estómago, esa emoción de saber algo, algo importante y también saber como arreglarlo. A veces el Ss no es tan Ss. Cuando ya no seamos rookies la forma de lo que escribamos y expliquemos en un papel no será correcto en función de quien lo lea, será verdad. Y ahora, también puede serlo.
Quedémonos con los Ap morales, y eso no se puede evaluar: nunca podrán decirnos que no lo hicimos lo mejor que pudimos, nunca que no pusimos toda la ilusión y nunca que no somos ya un proyecto mucho más que sólido de veterinarios.
Animo mis cachorros!!! Que son pocos y cobardes!!!