domingo, 10 de febrero de 2013

Ecuestre

Como cada febrero estoy pegada a un taco de papeles que se han convertido en mi dueño y mi señor, esperemos que sea el último invierno así... Aunque para no ser hipócrita ni victimista diré que los exámenes de Febrero estudiando el sol en una terraza a 20ºC... son bastante más llevaderos. He cambiado mi tonalidad de piel blanco fluorescente de flexo a un semimoreno salubre y vitaminado.


Y aunque los apuntes vinieron con nosotros (siempre lo hacen... es una presencia celular, celular por la celulosa..., que siempre está tras nosotros amenazante, expectante... deseando ser leídos! "¡Subrayamé!¡Subrayamé!") fuimos a una exhibición ecuestre. Bien sabe todo lector habitual de este espacio, y si no ya lo recuerdo yo, que soy una ferviente amante de los perros, una cuasi-veterinaria que quiere dedicarles los días restantes hasta el día de su muerte a proteger a los perros, y a algún gato amistoso que se ponga por delante. Aún así, soy veterinaria (vale, vale, casi! darme 4 meses) y todo animalejo es susceptible de que lo sane. Por eso estar en Córdoba y no aprender sobre caballos es un pan sin sal.

No es mi mundo, y no creo que lo sea. Pero la magestuosidad (citando a una moteña) de este animal atrapa al observador en cada uno de sus pasos, como si quisieses descifrar la mecánica de su movimiento, mágico e incomprensible; como toda la anatomía baila al ritmo de una música que parece comprender, recordar e interpretar. Cierto profesor me dijo una vez (no, una no, muchas) que un caballo es un conejo de 600kg. Visceralmente, (respecto a vísceras) lo es; respecto a carácter y pronto, también: miedosos, enormes pero tan excitables como el más pequeño de los ratones. Un animal tan noble capaz de llevar sobre sus espaldas a su amo y entregarle su voluntad a las riendas, cegado por el deber del trabajo. Magnífico, sin duda. Lástima que no sienta esa empatía que tienen algunos, que se emocionan con los trotes y galopes, que conocen cada nombre y cada capa de colores, como si el conocimiento les viniese innato.


Pero no todos podemos ser buenos en todo, me conformo con intentar ser buena en lo mío y tener sensibilidad suficiente para admirar la grandeza de cualquier bicho viviente, y de a los que se les asoman lágrimas cuando los ven. 

viernes, 1 de febrero de 2013

Go, Vet, go!

En Cordoba ya esta amaneciendo y me pilla delante de los apuntes... otra mañana mas! Escribo desde el movil conectado al wifi de casa (Datos y yo hemos decidido tomarnos un tiempo, Whatsapp y sus amigos Apps me agobiaban un poco...) porque mi ordernador lleva metido dentro del armario toda la semana (y estoy tan cansada que no soy capaz de decir nada homo-ingenioso sobre ello). Todos los años decimos "este es el año que mas estoy estudiando", yo no se... tengo la sensacion de que siempre estudio mucho y punto. Pero si me he dado cuenta de que este donde este y con quien este esos momentos de transtorno bipolar en los que se pasa de la mas profunda, blasfema y sordida desesperacion a la carcajada sonora, sincera, psicotica y necesaria se repiten una y otra vez como su fuese una funcion fisiologica mas... Y se agradece tanto como quitarse las zapatillas al llegar a casa o estudiar en tu terraza a 22° un 1 de Febrero. Es lo que toca, pero hay maneras de llevarlo... y yo soy perro viejo, ya las he probado todas. Y todo el esfuerzo en algun momento vuelve a darte una palmadita en el hombro... Despues de un examen C1 de Ingles desastroso, conversas con un negro americano gigante que te felicita por tu "excelent" ingles... Y notas que el Universo te odia un poco menos que ayer... y que las cosas caen por su propio peso. Como caeré yo sobre la cama el martes por la tarde despues de dos examenes consecutivos... Per eh! Peor es picar piedra! :) Animo mis cachorros!!!